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La magia del escenario...y de unas cortinas rojas

Actualizado: 27 ene 2022

Seguro todos hemos ido por lo menos una vez en la vida al teatro, ya sea porque nuestros parientes nos obligaban, por placer o incluso por tarea.

En lo personal, el teatro es una excelente forma de ver representada una historia, sobre todo cuando viene con partes en las que el público puede intervenir.

De eso les hablaré hoy: de mis experiencias con el teatro.

Los primeros acercamientos que tuve con esta forma de arte se dieron en el nido, por las clásicas actuaciones del día de la madre, del padre y del maestro.

Interpreté a pollitos, ratones y hasta a un patito, todo para cuentos infantiles que los padres solían leer a sus hijos a esa edad.


En esos momentos, mi mente de infante no procesaba todavía el nombre correcto de aquello que consistía en pararse frente a un escenario y hablar de forma algo exagerada; simplemente lo hacía y punto, de regreso a la realidad.


Hasta el cuarto grado, no volví a actuar en ninguna otra obra teatral: estaba demasiado centrada en estudiar y no tenía tiempo para pensar en otra cosa.

A parte que no había todavía taller de teatro en esas épocas de inicios de la década.


Fue recién ese año, en el 2005, que el taller de teatro surgió, y sin pensarlo dos veces, me anoté. Se sentiría tan bien volver a actuar sobre un escenario.

Y efectivamente: formé parte del elenco de teatro del colegio, al punto de participar en la 1era Muestra de Teatro Infantil, junto con las respectivas presentaciones del elenco por las celebraciones especiales.


Todo lo vivido me ayudó a darme cuenta de que, en realidad, disfrutaba actuar, si bien quizás era demasiado exagerada en mis caracterizaciones de Gretel y de Pinocho.


Por alguna razón, el elenco de teatro no se volvió a formar después de que terminé la secundaria, o si siguió, no lo supe, dado que a los talleres una debía quedarse después de clases, y mis padres no me lo permitieron, ni siquiera cuando quise unirme a la banda del colegio, dado que no había quien me recogiera y me llevara a casa.


Mi resignación se redujo a algo cuando empezamos a presentar números como promoción del colegio, desde cuarto hasta quinto de secundaria, y fue más por el último año que esto se dio: éramos las que se iban para no volver, y teníamos que dejar huella en las promociones posteriores.


Si bien no participé en la del día de la madre, por razones ajenas a mi, sí estuve en las demás obras, y volví a disfrutarlas como cuando lo hacía en mi niñez.


Años después, cuando estaba en la universidad, nos dejaron de tarea a mi grupo y ami ver "Horas Extra", una obra que daban en el teatro La Plaza, en Larcomar.

Estuvo increíble y muy graciosa, y después de tanto tiempo, experimenté la magia del teatro desde el punto de vista del público.


Además, comprendí que la intensidad de la actuación en una obra es diferente a la del cine: mientras que en la última debe hacerse de forma natural y sin exagerar, en el teatro es un poco lo contrario.


Saliéndonos de la parte anecdótica, es bueno recalcar que lo mágico de este arte tan antiguo como el tiempo es también que el público no solamente escucha y ve a los actores en plena escena, sino que también los decorados tienen su lenguaje visual que apela al ojo del espectador: lo introduce en la escena, y siente como si estuviera quizás en plena época colonial, en la Verona Isabelina o hasta en la selva.


Si hasta servía para los griegos y romanos con sus tragedias y épicas. Vaya genios, estos señores, de verdad.


Además, lo mejor es que se ve a los actores en persona haciendo su tarea, es decir, no estás viendo simples fotografías en movimiento como en el cine, sino que ellos están allí mismo, a pocos metros de la audiencia.

Genial, ¿no?


En Lima existen famosos locales donde presenciar obras de teatro tanto nacionales como internacionales: el Tomás Marsano, el Pirandello, Julieta, La Plaza, el Peruano-Japonés, entre otros.


La verdad es que todavía espero para que den otra vez "Hairspray" como hace varios años, o que incluso decidan hacer "La Bella y la Bestia" de Disney, o hasta "El Rey León".

Lima se podría convertir en un "Broadway latinoamericano", ¿no?


En fin, con todo esto les digo que el teatro es una forma de arte espectacular, y perfecta para aquellos que buscan presenciar una historia de una forma diferente a la del cine.

Quizás sea vista como "entretenimiento de viejos" por muchos, pero si buscan bien, hay funciones para cualquier edad, y de todas formas, el arte no distingue edades.



¿Qué me dicen ustedes? ¿Les gusta ir al teatro? O la única vez que fueron, ¿les gustó la experiencia y la obra? Déjenme abajo sus comentarios para compartir ideas entre todos. ¡Bienvenidos sean!


¡Y esto fue todo por el post de hoy!


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Mil gracias por pasarse por aquí, y nos leeremos mañana en Vida Sana.


¡Besos!


Clauu 😘

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