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¿High School sin el Musical?

Actualizado: 27 ene 2022

Dicen que ciertas cosas solamente pasan en las películas, sobre todo las más geniales de la vida escolar: lucir ropa genial cada día, los bailes de bienvenida o por cada estación del año y votar por el rey y la reina, los grupos de estudiantes según sus aficiones, bla bla bla.

Definitivamente, en el Perú eso queda más que evidente, y de ello hablaremos en este sábado de Cine.

De pequeños, seguro que nos daba igual la vida estudiantil en el colegio: lo único importante para nosotros era tener amigos con quienes soportar esa pesadilla, y hacer las tareas para no desaprobar ningún curso.


Por lo menos, así fue para mi: lo único que me molestaba era ver que muchos colegios usaban un uniforme mucho más bonito que el que yo usaba, pero me tragaba mis palabras.


Supongo que fue cuando vi la famosa High School Musical que obtuve esa percepción de secundaria chévere con diferentes grupos de alumnos que se sentaban en determinadas mesas en la cafetería para almorzar, poder participar en musicales, los partidos de temporada, y otros detalles más.

Iba en quinto grado de primaria, para entonces, y vaya que no esperaba más para entrar a secundaria y vivir esa experiencia.

Y mis expectativas aumentaron cuando vi Chicas Pesadas: el concepto de baile de primavera, baile de graduación, show de talentos, cursos para elegir, que te tocaran clases con otros alumnos que no necesariamente fueran de tu sección o año, y el famoso clique de las chicas más populares, me hizo más impaciente porque el sexto grado terminara.


No sabía la decepción que seguiría.


Como quizás muchos nos dimos cuenta al entrar a ese nivel escolar, no era para nada como lo pintaban en las películas: casi todo era igual que en primaria, salvo que había más cursos y más difíciles, nos quedábamos en el mismo salón por esas ocho infernales horas, y quienes más bien se movían de salón en salón eran los profesores.

Las participaciones en talleres de teatro eran nulas en mi tiempo, salvo que fuera parte de una ocasión especial como el día de la madre, del padre o aniversario del colegio; no se distinguían grupos de alumnas como en las películas, y mucho menos el estacionamiento estaba lleno de carros de las chicas (estaban en su lugar las movilidades escolares).


Y en el caso de mi colegio, lo peor: era solamente de mujeres, lo que no daba mucha cabida a una vida social emocionante.


¿Dónde quedaba esa emoción de los primeros amores de colegio, o de tener que quitarte de encima al que te fastidiara porque le gustabas? ¿Dónde quedaban las experiencias de los bailes de bienvenida, el rey y la reina del baile? ¿Las animadoras? ¿Los campeonatos entre colegios? ¿El musical de secundaria?


Fueron años después que me di cuenta de que todo aquello se debía a una sencillísima razón: el sistema educativo de los Estados Unidos no era el mismo que el de Perú.

¡Era tan obvio, por Dios!


Las "películas gringas" demuestran (de manera bastante trivial y ficticia, por cierto) que en ese país a los alumnos se les incentiva a ser más independientes y a seguir sus propios instintos, lo que da rienda a esos famosos conflictos representados en los dramas y coming-of-age de John Huges como El Club de los Cinco (The Breakfast Club), mientras que aquí, en mi opinión, se nos incentiva a ser parte de un mismo grupo, y no a proteger nuestro individualismo y personalidad única.


Además, no todavía no le veo sentido a eso de que no podíamos tener las uñas pintadas o largas para estudiar: ¡no afectaban en nada!

Un cabello no necesariamente amarrado tampoco era impedimento para sacar buenas notas, así como tampoco lo era tener zapatillas con detalles de color diferente al blanco, ni anillos en las manos, ni aretes ni collares diferentes a los pequeños dorados o a una Medalla Milagrosa.


Debo aceptar, sin embargo, que quizás algunos aspectos que nos diferenciaban de los estudiantes de las "pelis gringas" resultaron funcionar bien en cierta medida:


Por ejemplo, el que todas luciéramos relativamente iguales ayudó a que no existieran etiquetas a lo largo de nuestra formación, y que todos, efectivamente, podíamos ser, según palabras de la película, "cerebros, atletas, casos clínicos, princesas, o hasta criminales"(bueno, quizás no en el sentido estricto de la palabra).


Además, el que no existieran "cliques de la cafetería" como en las películas, para mí evidenciaba el hecho de que un grupo se definía por las relaciones e intereses en común, no necesariamente porque todas pertenecieran al taller de costura, o porque fueran las de los cinco primeros puestos.

Por no mencionarles que en esas películas una promoción tenía hasta más de cien alumnos, mientras que, por lo menos en mi colegio, éramos en total cincuenta y seis alumnas.


Al menos contamos con algunas de las emociones de la "prom" o "baile de graduación", y digo algunas, porque si bien existió tal fiesta y tuvimos que invitar a alguien de pareja, no hubo ningún rey o reina del baile.


A nada, ¿no?


Por último, si bien no hubo ningún musical, por lo menos hubo show de talento por Navidad.


¿Ustedes qué opinan? ¿Qué otras diferencias encuentras entre la vida escolar peruana y la de las "películas gringas"? ¡Cuéntenmelo en los comentarios, me encantaría leerlos!


¡Y esto fue todo por el post de hoy! Si les gustó, no olviden ponerle su corazón y de suscribirse para hacer crecer a esta pequeña familia.


Sé que quizás será un post en el que varios estarán en desacuerdo con la comparación, ya esas películas no necesariamente reflejan la realidad, pero en fin, se trata de comparar esa ficción con la realidad, ¿no creen?


En fin, sin más que decir, gracias por pasarse por aquí, y nos leeremos mañana en el Top 5.


¡Besos!


Clauu 😘

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