Para las mentes jóvenes: las sagas juveniles y cómo influencian a los chicos de hoy en día
- Clau Angeles
- 12 nov 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 27 ene 2022
Una historia escrita es capaz de lograr que un lector se sumerja en el universo en el que se desarrolla, y hay muchas de ellas que logran ese cometido en personas de todas las edades, lugares del mundo y con diversos puntos de vista.
Pero en estos tiempos modernos, nos encontramos con algunas historias que apuntan más a cierto público; uno cuya voz y opinión va tomando cada vez más importancia: los jóvenes.
Acompáñenme a intentar descubrir cómo es que funciona la fórmula de estos relatos.
ADVERTENCIA: SPOILERS SI NO HAS LEÍDO ALGUNO DE ESTOS TÍTULOS

La pasión por la lectura surgió en mi desde muy pequeña: mi madre solía regalarme libros de cuentos diversos por mi cumpleaños o por Navidad; es más, aún conservo ese enorme libro de "Cuentos de Andersen" con sus cuentos detallados y bellísimas ilustraciones que más que eso parecen pinturas hechas a mano.
El hecho de que ningún género en particular me llamara la atención, y que de más chica no me gustaba mucho seguir las modas, queda reforzado con este pequeño dato sobre mí.
Las historias en esos cuentos me parecían (y parecen) mágicas, con un tono de narración tan ajeno a la época en la que me encontraba que me era más sencillo desprenderme de la realidad no tan placentera que me rodeaba.
Mi acercamiento a las sagas literarias para jóvenes comenzó cuando tenía trece años.
Iba en segundo de secundaria, y en lo único en lo que pensaba era en ir al tan esperado conciento de los Jonas Brothers y, más en específico, soñar que me casaba con Nick Jonas.
Todo comenzó cuando una compañera del salón llevó una copia de la revista Somos, en la que había un artículo completo dedicado a Luna Nueva, la segunda parte de la saga Crepúsculo, para compartirla con su círculo (o quizás para presumir que había una foto entera de Robert Pattinson, quién sabe).
Ya había escuchado de la saga, pero no me animaba a leerla porque tenía miedo de hacerme adicta (y yo perfectamente sé cómo me pongo cuando me obsesiono con algún tema) y bajar mis calificaciones, porque eso ya me había pasado.
Sin embargo, era una chiquilla, y tenía solamente una amiga (la otra se había cambiado de colegio por temas personales), que para colmo no estaba en el mismo salón que yo, por lo que era necesario que encontrara algún tema de conversación que me permitiera aguantar estar en esa tortura diaria.
Se acercaba el día de niño, y mi padre insistía en celebrarlo todavía, por lo que le pedí que me regalara el primer libro de esa saga...saga que al final terminé de leerme por completo en cuarto año de secundaria.
Reconozco, ok, reconozco, que en su momento llegué a formar parte del equipo de Jacob Black (ay Bella, serás más...), y que me vi las películas en el cine (menos la primera y la segunda), pero después de tanto tiempo creyendo que me gustaba la historia, finalmente comprobé que tal inclinación (porque era eso, una inclinación) comenzó simplemente por encontrar un idioma en común que hablar con mis compañeras de clase, y no porque realmente me interesara desde el principio.
Esa es quizás una de las formas en las que funciona tal segmento literario: da mucho de qué hablar, y esto por muchos factores, y entre ellos, está la moda pasajera, de la que algunas historias rara vez se salvan (méritos para Harry Potter, al que le dedicaré un post entero).
La moda pasajera se pone a favor de una historia que quizás toma prestados elementos de historias clásicas, como Romeo y Julieta, Orgullo y Prejucio, y por qué no, hasta los mitos de Teseo, la épica de Homero y ciertos pasajes de la Biblia; todo ello, para formar una historia protagonizada por personajes de la edad del público objetivo (adolescentes y/o jóvenes de menos de veinte años), y con los que éste logre identificarse.
En otras palabras, todas leían y hablaban de la saga porque soñaban con tener un amorío con Jacob Black o con Edward Cullen u otro de sus hermanos vampiros.
Y si de esta manera ocurrió con Crepúsculo, ni hablar de Los Juegos del Hambre, que tan erróneamente comparan con la primera.
Los protagonistas son también adolescentes, y contamos con el típico triángulo amoroso, pero a la clásica fórmula se le agregó el desarrollo en un mundo distópico, en el que los Estados Unidos se han convertido en el abusiva Panem, y en el que las muertes de jóvenes inocentes son cosa de cada año, como si se tratase de algún torneo deportivo anual.
A esto se le suma el hecho de que la protagonista, Katniss Everdeen, no es la típica heroína: de mente dura y determinación inquebrantable, es capaz de hacer lo necesario para sobrevivir, incluso si se trata de matar a sus enemigos a sangre fría.
Algo parecido ocurre con Cazadores de Sombras: a diferencia de las anteriores protagonistas, Clary Fray tiene poderes de Nefilim o Cazadora de Sombras, cortesía de sus padres, Jocelyn y Valentine (el villano de la historia).
El triángulo amoroso nuevamente se hace presente: la clásica duda entre el tierno mejor amigo o el sexy rubio tatuado con actitud de idiota retumba en buena parte de la serie.
Por último, un poco de la misma fórmula de conflictos amorosos y poderes míticos se da en Percy Jackson y los dioses del Olimpo, aunque se agrega un poco más de comedia juvenil a la trama, y algo que no mencioné en las anteriores sagas, es que los protagonistas no se dan ni pizca de cuenta de que son el motivo de la pelea de dos chicos o chicas.
En este caso, en especial. Las chicas en cuestión lo dejan tan claro, y Percy ni cuenta se da.
Para no hacerla más larga, podemos comprobar que la fórmula de las historias juveniles para atraer con fuerza a su objetivo y dar mucho de qué hablar, funciona en base a tres elementos fundamentales:
UNO: Un galán súper sexy
DOS: Un rival súper sexy para el galán (de preferencia, que también sea galán)
TRES: Una jovencita destinada a grandes cosas (de preferencia normal, aunque también cuenta que crea que lo sea y que en realidad tenga algún poder especial)
CUATRO: un triángulo amoroso muy evidente entre los tres elementos anteriores
Y por último, pero no menos importante...
CINCO: dejar que la lucha en el triángulo amoroso dure mínimo cuatro libros, y si son más, mejor.
Finalmente, mezcla los elementos y tendrás la nueva saga juvenil más exitosa del mundo jeje.
Ahora me gustaría conocer su opinión, ¿por qué creen que estas novelas triunfan tan bien en entre los jóvenes? Déjenme sus respuestas en los comentarios, me encantaría que compartamos puntos de vista. ¡Todos son bienvenidos!
¡Y esto fue todo por el post de hoy! Espero que les haya gustado, aunque sea algo largo.
Si fue así, no olviden darle un corazón y de suscribirse para hacer crecer a la familia.
Mil gracias por detenerse por aquí, y nos estamos leyendo mañana en "Arte y Cultura".
¡Besos!
Clauu 😘
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